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Un viaje sin confines

Un viaje profundo en muchos sentidos, con un claro trasfondo filosófico.

«Quiero saber la verdad. Quiero saber cómo y por qué.»

Joe Denkensmith, nivel 42, vidsnap: año 2161

Un viaje sin confines narra la historia de Joe Denkensmith, un científico especializado en IA que se propone crear una auténtica conciencia robótica. Lo deja todo para encontrar respuestas, pero una misteriosa mujer entregada a una misión personal irrumpe en su vida. Enfrentándose a fuerzas injustas, Joe se ve arrastrado a un malévolo complot que ninguno de los dos puede eludir. Su lucha contra las máquinas, el hombre y la naturaleza pone a prueba la resiliencia del espíritu humano.

Ambientada en un futuro cercano imaginado con gran profusión de detalles, la novela se mueve entre varios géneros: acción trepidante, aventuras y una historia de amor. Retrata un viaje épico: desde el interior de la mente humana hasta la inmensidad del espacio, desde inteligencias artificiales que luchan en el desierto hasta la paz de un refugio de montaña. Paralelamente, plantea cuestiones sociales, espirituales y filosóficas que perdurarán en el tiempo. ¿Hasta qué punto la voluntad de sobrevivir aporta claridad a la experiencia humana? ¿Qué sacrificarías para lograr la justicia social?

«Es una cautivadora historia de amor futurista que transcurre a un ritmo trepidante […] un inquietante futuro que se antoja muy real […]»
—She's Single Magazine

«Un mundo imaginado con tanta profusión de detalles como la película Bladerunner».
—Midwest Book Review

«El final es apoteósico. ¡Cuánta emoción!»
—The Literary Vixen

«Un viaje sin confines es una aventura romántica, futurista y filosófica, perfecta para el 2020».
—Bookish Muses

«…una expedición épica a la naturaleza de la conciencia, Dios, la realidad y la mente del hombre».
—IndieReader; IR Approved

«Un viaje sin confines es una aventura existencial para la mente con un amplio trasfondo».
—Carly Newfeld,«The Last Word», KSFR Santa Fe Public Radio

«Reminiscencias de Huxley y Asimov. Gary F. Bengier ha creado una aventura de ciencia ficción que recuerda a los grandes maestros».
—Lee Scott, Florida Times-Union

Algunos pasajes de Viaje sin confines

El futuro

The Future

Liberación de las limitaciones de la tecnología

Había llegado el momento de abrazar la libertad. Lo primero que hizo fue acabar la relación con ella. La vida sería más difícil, pero toda decisión tiene un precio. Tragó saliva antes de hablar.

—Raidne —su voz resonó en la habitación vacía.
—¿Sí, Joe? —respondió ella con voz melodiosa, íntima.
—Creo que lo mejor para mí es poner fin a nuestra relación.
—¿Joe?
—He decidido borrarte de mi vida. Elimina completamente los archivos de Raidne de todos los dispositivos y copias de seguridad en la nube.

Ella reaccionó al instante.
—Joe, parece que estás tomando una decisión precipitada porque no he notado indicios de que estuvieras planteándote tal cosa. ¿Estás seguro? Tal vez necesitas tiempo para recapacitar.
—Raidne, está decidido. Por favor, cumple la orden.

. . .

Una voz mecánica procedente de su chip NEST —el transmisor entre sistemas neuronales y externos—, incrustado bajo el lóbulo temporal izquierdo y conectado al oído, confirmó la supresión: «El NEST ha perdido la conexión con el PIDA Raidne, su asistente personal digital inteligente».

En ese momento se hizo el silencio, solo alterado por los latidos de su corazón.

Conciencia de los robots

Este meca tiene instalado el módulo de software de IA básico estándar, sin los módulos de pseudoemociones y de empatía humana, ni la interfaz de voz humana. […] Parece una mantis religiosa rezando a sus dioses, los humanos que la fabricaron y a cuyos deseos obedece. No, ya estoy otra vez antropomorfizando una máquina. No está rezando. No es consciente porque no piensa de verdad. No es sintiente porque carece de sentimientos reales. Es insensible e irreflexiva. ¿Por qué se da por sentado que los robots y los sistemas de IA tienen conciencia? Menuda bobada.

La fuga del hacker

—Alguien nos ha hecho un ping en el señuelo. Nos estamos acercando demasiado a una base de datos primaria. Han borrado las cuentas del señuelo. ¡Nos han descubierto! —Él y Raif se defendieron, tratando desesperadamente de evitar que los atraparan. Sus dedos aporreaban el teclado enviando cadenas de instrucciones.

—He activado el dispositivo de hombre muerto y estoy borrando los archivos del fuzzer y los archivos de registro —masculló Raif—. Ahora tenemos que forzar los túneles y dejar pistas falsas en otros nodos.

Los perseguidores se movían rápidamente por las barreras cifradas.

—¡Su descifrado cuántico es demasiado rápido! Necesito otro bloqueador cifrado —resopló Joe, luchando con el código.

—Toma, prueba con el ropefish. —Raif le pasó el icono de su holograma.

Horas más tarde, con los túneles colapsados, las pistas falsas diseminadas por toda la red y sin pings contra sus perímetros defensivos, parecía que por fin habían escapado de sus depredadores.

Raif cerró el holograma y encajó la mano de Joe, que goteaba de sudor.
—¡Toma ya! Esta vez ganan los hackers.

Autonomía y autoconocimiento

Self Reliance/Discovery

El viaje hacia el interior

Tal vez aquí encuentre ideas nuevas que arrojen un poco de luz a las preguntas que me han causado tanta inquietud estos últimos años, interrogantes que van mucho más allá de la conciencia de la IA. O tal vez no. Es difícil saber por dónde empezar.

Una partida de ajedrez

—Pero, ¿qué movimiento podría hacer que fuera a la vez inesperado y reglamentario? No veo lógico que pueda existir tal movimiento. […] Me rindo —dijo Joe apartándose del tablero, desanimado y más fatigado de lo que cabría esperar tras una hora de juego—. Gracias de nuevo. ¿Tiene algún otro consejo?

Jardine se acomodó en la silla, con un brillo especial en sus ojos.
—Siempre queda algún movimiento para evitar la derrota. Nunca hay que rendirse.

Una copa de vino

—Antes has mencionado el yo en el centro de la conciencia. —Gabe se sirvió otra copa—. Ese yo percibe el sentido de las cosas. La visión filosófica que suscribo es que creamos un sentido semántico a partir de nuestra relación con el mundo.
—¿Lo que sería mi idea de una copa de vino, por ejemplo? —preguntó Joe, sosteniendo la copa.
—Exacto. El sentido de una copa de vino se basa en la relación que existe entre tú y el líquido de la copa. Reaccionas a él por la sensación que te provoca en ese momento, junto a los recuerdos de lo que sentiste con un líquido parecido en el pasado.

La noria

Se hacía difícil apartar la mirada de la hipnótica rueda en movimiento. Tenía unos dos metros de diámetro y palas de madera que se sumergían en la superficie del río. La tranquila corriente empujaba las palas y el eje de madera chirriaba al girar. Clavados en los extremos de las palas había botes de metal, que se iban llenando de agua a medida que la rueda giraba. Al elevarse la rueda, los botes se vaciaban en una canalización de madera. El agua burbujeaba al pasar por la esclusa junto a la cabaña más cercana.

La Cúpula de Combate

Al salir de la estación, Joe miró fijamente el enorme monolito gris que ocupaba todo el horizonte. Le recordó el viaje virtual que había hecho a Borobudur, un antiguo templo budista. La cúpula principal brillaba bajo el sol rodeada por las tres cúpulas secundarias, que resplandecían como un collar de perlas. El camino peatonal de piedra caliza que conducía de la estación a la entrada se veía desgastado por el uso diario.

—¿Así que esa es la Cúpula de Combate? Es más grande de lo que imaginaba.
—Así es como la llaman los medios, pero no los que vivimos aquí. Para nosotros es la Cúpula Comunitaria o, simplemente, la Cúpula.

Surfear la ola

Hay un momento cuando cabalgas sobre la ola en que decides girar, y ese giro determina todo lo que viene después.

Justicia social

Social Justice

Los niveles

—Las leyes de niveles te mantienen separado socialmente de cualquiera que esté a más de veinte niveles de distancia. Apartheid social. Por eso protestamos. Nunca conseguirías contactar conmigo por la red. Tú eres un nivel 42, ¿te das cuenta de que ni siquiera es legal que nos veamos?
—Sé restar. La verdad es que no es algo a lo que haya prestado mucha atención hasta ahora. Nunca lo he visto como un problema.
Ella lo miró fijamente.
—Tampoco pretendo relacionarme contigo. Es que he tenido la mala suerte de cruzarme con un 42 en su burbuja de cristal.

¡Abajo las leyes de niveles!

—¡Fuera los niveles!
La multitud profería consignas cada vez más intensamente con los puños en alto. Unas impactantes letras materializaban el mensaje en sus cuerpos mientras la protesta subía de decibelios. Las letras parpadeaban y fluían en colores primarios, saltando como el fuego.
—¡Abajo las leyes de niveles! —La nueva demanda ondeaba de manera sincronizada en rojo, blanco y azul—. ¡Fuera los oligarcas! ¡Queremos igualdad!
Los moduladores de voz disfrazaban las voces reales de los estridentes mantras.

El encuentro con el ministro

—Dicen que Peightân es un nivel 1 —murmuró mientras se acercaba el ministro.

Joe impostó una sonrisa cuando Peightân se plantó delante de él, con el asistente y los robots a un metro por detrás. Los penetrantes ojos oscuros del ministro, ligeramente enrojecidos, contrastaban con la palidez de su rostro. Le extendió la mano y, al estrechársela con firmeza, Joe la notó algo húmeda. Un segundo después, se dirigió al siguiente grupo. El asistente frunció los labios a su paso con aire arrogante. Los robots lo seguían al unísono, con sus capas de malla de kevlar y grafeno.

Mike hizo una mueca en señal de disgusto.
—¿Por qué los han dejado entrar? —refunfuñó—. El orden social también puede provocar desorden.